Hace ya 37 años, la Dra. Mabel Bello se puso en campaña para crear un servicio que pudiera dar respuesta a las patologías alimentarias que se presentaban en el Hospital de Gastroenterología. Así nació ALUBA (Asociación de Lucha contra la Bulimia y Anorexia), una asociación civil sin fines de lucro, que brinda tratamientos para ayudar en la recuperación de estas adicciones conocidas como trastornos de la conducta alimentaria.
Pionera en la región, ALUBA ofrece el servicio de hospital de día, tratamientos para pacientes y familiares, cuenta con un Programa de Atención a Niños (PAN), y realiza un trabajo de prevención con charlas en escuelas sobre adicciones en general. Según nos cuenta su creadora, Mabel Bello, «en estos más de 30 años de trabajo, atendimos decenas de miles de personas, y nunca tenemos menos de 120, 130 pacientes activos». Y nos deja para quienes están pasando por esta situación, un mensaje optimista basado en la experiencia: «si hay voluntad de curarse y de seguir el tratamiento, todo el mundo se recupera de los trastornos de la conducta alimentaria».
Simplemente que no había tratamiento de patología alimentaria en el país. En ese momento, yo era Jefa de Psiquiatría en el Hospital de Gastroenterología, entonces ahí iban a parar las chicas de muy bajo peso que no tenían soluciones. Como crecían en número, me pareció necesario crear un servicio de patología alimentaria. Entonces leí todos los libros, fui a investigar al extranjero donde ya se hacían tratamientos, y cuando me sentí con capacidad de afrontar algo así, anunciamos que el Hospital de Gastroenterología abría un servicio que trataba las patologías alimentarias.
A partir de ese momento hasta ahora, nunca pararon de llegar los pacientes. Al no haber tratamientos, nos vimos desbordados. Y ahí es donde realmente aprendimos sobre patologías alimentarias, porque tanto en Europa como en Estados Unidos tenían muchas teorías pero no conductas prácticas. A mí la cantidad de pacientes a la vez, me hizo aprender a trabajar en grupo con estas patologías y con una metodología que fui armando de acuerdo a la experiencia que iba teniendo.
De ahí en más, en todas las provincias impusieron que existiera una filial de esto que se llamó Aluba. Realmente, Aluba nació cuando los padres de estas chicas, al ver que existía un tratamiento donde las veían progresar, me pidieron hacer una asociación para que otros padres pudiesen ingresar al tratamiento.
Desde Aluba, ¿cuál es el enfoque sobre los trastornos de conducta alimentaria?
Nosotros las encuadramos dentro de las adicciones porque es una falta de control de los impulsos. No importa dónde esté establecida, justamente a lo largo de la experiencia que tenemos en estos 30 y tantos años, descubrimos en un principio que era una conducta adictiva. Pero además, con frecuencia, en la familia había otras adicciones. Después de eso, nos dimos cuenta de que en la bulimia es notorio que se va incrementando con el tiempo y no se pueden controlar los impulsos. La anorexia es también una adicción a las dietas, al adelgazamiento, del cual no se puede salir sin un tratamiento adecuado.
Desde la creación de ALUBA hasta hoy, ¿qué cambios notas en los trastornos de conducta alimentaria?
Muchos cambios. Primero, lo cultural. Segundo, la intensidad de los síntomas. Ahora hay conductas mucho más agresivas en el sentido de las adicciones. Hoy en día con los cambios culturales que hubo desde aquella época hasta ahora, hace que las pacientes no vengan solo con bulimia y anorexia, sino que vienen con exceso de alcohol, exceso de consumo de drogas o de tabaco. Indudablemente existe una conducta adictiva en todos los pacientes.
También hay cambios en la familia. Antes había más familias con vínculos estables. Hoy la mayor parte de las familias que tratamos están separadas, hay más relajación en la educación de los hijos. Y como más cuentapropismo: los chicos hacen lo que quieren y convencen a sus padres de que les den las cosas que quieren. Y parece que más importante que educar es complacer.
Mirá, si tiene bulimia y vomita, está en riesgo de vida. Primero hay que decir que la patología alimentaria es una adicción que causa la mayor cantidad de muertes entre los trastornos psiquiátricos. Evidentemente, es un riesgo. Segundo, es una adicción, por lo cual cuando empieza si no se trata de una manera competente, no retrocede por sí misma. Por eso, nosotros tenemos hospital de día, porque es necesaria una concurrencia importante del paciente, sobre todo en el principio del tratamiento, que es cuando después de la abstinencia de la conducta adictiva, necesita aprender a rectificar su vida y controlar sus impulsos. Como muchos de los pacientes son adolescentes necesitan aprender a vivir.
Una definición de la patología sería el miedo a vivir y el miedo a las responsabilidades. Estamos en una sociedad con poca tendencia al orden y al progreso, y una mayor tendencia a escaparse de la realidad. Para eso las adicciones son una puerta hacia la nada porque es una forma de escape para ir a ningún lugar. O sea, empeora la conducta o empeora el estado clínico. Por eso, una de las bases de nuestro tratamiento es la educación, en el sentido de ayudarlos a terminar el secundario o la primaria, ayudarlos a tener objetivos que no sean el perfeccionismo o el escaparse de la vida, y ayudarlos a convivir con las responsabilidades. De manera que nuestro tratamiento es a medias médico, a medias formativo.
Por ejemplo, un diagnóstico común en las personas con patologías alimentarias es el trastorno límite, personas que son muy inestables en su estado de ánimo y muy impulsivas. Son las que más riesgo de vida tienen porque no pueden controlar su conducta. Sin embargo, tienen una capacidad fuera de lo común para el arte: la pintura, la escultura, la música, el baile, la escritura. Por eso ayudarlos a encontrar su vocación, a madurar y a estabilizarlos en la vida, es una de las condiciones del tratamiento. Todos los pacientes de patologías alimentarias no piensan en el mañana, sino de una manera superficial. Buscan escaparse de la vida y no transitarla.
- Ingresá al sitio web: https://aluba.org.ar/
- O llamá al 0-800-22-25822
- O acercate a Combate de los Pozos 2193 (CABA)