Entrevista a Mabel Bello, creadora de Aluba: «La adicción es una puerta de escape hacia la nada»

 

Hace ya 37 años, la Dra. Mabel Bello se puso en campaña para crear un servicio que pudiera dar respuesta a las patologías alimentarias que se presentaban en el Hospital de Gastroenterología. Así nació ALUBA (Asociación de Lucha contra la Bulimia y Anorexia), una asociación civil sin fines de lucro, que brinda tratamientos para ayudar en la recuperación de estas adicciones conocidas como trastornos de la conducta alimentaria.

Pionera en la región, ALUBA ofrece el servicio de hospital de día, tratamientos para pacientes y familiares, cuenta con un Programa de Atención a Niños (PAN), y realiza un trabajo de prevención con charlas en escuelas sobre adicciones en general. Según nos cuenta su creadora, Mabel Bello, «en estos más de 30 años de trabajo, atendimos decenas de miles de personas, y nunca tenemos menos de 120, 130 pacientes activos».  Y nos deja para quienes están pasando por esta situación, un mensaje optimista basado en la experiencia: «si hay voluntad de curarse y de seguir el tratamiento, todo el mundo se recupera de los trastornos de la conducta alimentaria». 

ALUBA existe desde 1985. ¿Qué fue lo que te impulsó a crearla?

Simplemente que no había tratamiento de patología alimentaria en el país. En ese momento, yo era Jefa de Psiquiatría en el Hospital de Gastroenterología, entonces ahí iban a parar las chicas de muy bajo peso que no tenían soluciones. Como crecían en número, me pareció necesario crear un servicio de patología alimentaria. Entonces leí todos los libros, fui a investigar al extranjero donde ya se hacían tratamientos, y cuando me sentí con capacidad de afrontar algo así, anunciamos que el Hospital de Gastroenterología abría un servicio que trataba las patologías alimentarias.

A partir de ese momento hasta ahora, nunca pararon de llegar los pacientes. Al no haber tratamientos, nos vimos desbordados. Y ahí es donde realmente aprendimos sobre patologías alimentarias, porque tanto en Europa como en Estados Unidos tenían muchas teorías pero no conductas prácticas. A mí la cantidad de pacientes a la vez, me hizo aprender a trabajar en grupo con estas patologías y con una metodología que fui armando de acuerdo a la experiencia que iba teniendo. 

De ahí en más, en todas las provincias impusieron que existiera una filial de esto que se llamó Aluba. Realmente, Aluba nació cuando los padres de estas chicas, al ver que existía un tratamiento donde las veían progresar, me pidieron hacer una asociación para que otros padres pudiesen ingresar al tratamiento. 

Desde Aluba, ¿cuál es el enfoque sobre los trastornos de conducta alimentaria?

Nosotros las encuadramos dentro de las adicciones porque es una falta de control de los impulsos. No importa dónde esté establecida, justamente a lo largo de la experiencia que tenemos en estos 30 y tantos años, descubrimos en un principio que era una conducta adictiva. Pero además, con frecuencia, en la familia había otras adicciones. Después de eso, nos dimos cuenta de que en la bulimia es notorio que se va incrementando con el tiempo y no se pueden controlar los impulsos. La anorexia es también una adicción a las dietas, al adelgazamiento, del cual no se puede salir sin un tratamiento adecuado. 

Desde la creación de ALUBA hasta hoy, ¿qué cambios notas en los trastornos de conducta alimentaria?

Muchos cambios. Primero, lo cultural. Segundo, la intensidad de los síntomas. Ahora hay conductas mucho más agresivas en el sentido de las adicciones. Hoy en día con los cambios culturales que hubo desde aquella época hasta ahora, hace que las pacientes no vengan solo con bulimia y anorexia, sino que vienen con exceso de alcohol, exceso de consumo de drogas o de tabaco. Indudablemente existe una conducta adictiva en todos los pacientes. 

También hay cambios en la familia. Antes había más familias con vínculos estables. Hoy la mayor parte de las familias que tratamos están separadas, hay más relajación en la educación de los hijos. Y como más cuentapropismo: los chicos hacen lo que quieren y convencen a sus padres de que les den las cosas que quieren. Y parece que más importante que educar es complacer. 

¿Cuáles son los indicadores a los que debe prestar atención alguien que está padeciendo alguna patología alimentaria?
 

Mirá, si tiene bulimia y vomita, está en riesgo de vida. Primero hay que decir que la patología alimentaria es una adicción que causa la mayor cantidad de muertes entre los trastornos psiquiátricos. Evidentemente, es un riesgo. Segundo, es una adicción, por lo cual cuando empieza si no se trata de una manera competente, no retrocede por sí misma. Por eso, nosotros tenemos hospital de día, porque es necesaria una concurrencia importante del paciente, sobre todo en el principio del tratamiento, que es cuando después de la abstinencia de la conducta adictiva, necesita aprender a rectificar su vida y controlar sus impulsos. Como muchos de los pacientes son adolescentes necesitan aprender a vivir. 

Una definición de la patología sería el miedo a vivir y el miedo a las responsabilidades. Estamos en una sociedad con poca tendencia al orden y al progreso, y una mayor tendencia a escaparse de la realidad. Para eso las adicciones son una puerta hacia la nada porque es una forma de escape para ir a ningún lugar. O sea, empeora la conducta o empeora el estado clínico. Por eso, una de las bases de nuestro tratamiento es la educación, en el sentido de ayudarlos a terminar el secundario o la primaria, ayudarlos a tener objetivos que no sean el perfeccionismo o el escaparse de la vida, y ayudarlos a convivir con las responsabilidades. De manera que nuestro tratamiento es a medias médico, a medias formativo. 

Por ejemplo, un diagnóstico común en las personas con patologías alimentarias es el trastorno límite, personas que son muy inestables en su estado de ánimo y muy impulsivas. Son las que más riesgo de vida tienen porque no pueden controlar su conducta. Sin embargo, tienen una capacidad fuera de lo común para el arte: la pintura, la escultura, la música, el baile, la escritura. Por eso ayudarlos a encontrar su vocación, a madurar y a estabilizarlos en la vida, es una de las condiciones del tratamiento. Todos los pacientes de patologías alimentarias no piensan en el mañana, sino de una manera superficial. Buscan escaparse de la vida y no transitarla.

 
¿Qué le dirías a un familiar de una persona que está pasando por esto?
 
Nosotros tenemos un programa para los padres, para los hermanos, para la pareja o para quien sea que esté cerca del paciente. Se llama Tratamiento Familiar. Enseñamos, primero, a cuidar del paciente, a colaborar con el tratamiento, a entender por qué pasa y a ayudarlos a recuperarse. El Tratamiento Familiar es una condición para que un paciente pueda ingresar al tratamiento porque el paciente solo no puede con su adicción.
 
En el sitio web de Aluba, hay una frase que dice: «Bulimia y anorexia: el 40% es genético y el 60% es social». ¿Podrías desarrollar esta idea?
 
Para que un paciente tenga patología alimentaria, tiene que tener un papá o una mamá que se enojen rápido, y un papá o una mamá que sea muy ordenado, prolijo. Uno es el antecedente del TOC (trastorno obsesivo compulsivo) y el otro de la bipolaridad. Esos dos genes producen la patología alimentaria. Por ejemplo, puede que la conducta así ordenada, metódica, autoexigente, prolija, perfeccionista, dé por resultado que un chico de 5 o 6 años empiece a presentar síntomas. El predominio de la bipolaridad viene justo en las mujeres después de la menstruación, y en los varones cuando se pasa de niño a adulto. Ahí empieza la impaciencia, la imposibilidad y todo eso hace que el paciente enferme de patología alimentaria. Entonces, hay una razonabilidad y hay una condición para que se produzca la enfermedad.
 
¿Qué le dirías una persona que está pasando un trastorno de la conducta alimentaria?
 
Que la conducta de la patología te lleva a la tristeza, a la desesperanza, a la exclusión. Cuando uno es joven, tiene la potencialidad de ser feliz y esa potencialidad puede verse afectada por una adicción. Así que cuanto antes se empiece un tratamiento, mejor, porque se trata de una adicción y en el futuro lo único que va a hacer es empeorarse. Cuando uno ve que las compañeras más avanzadas de tratamiento están felices y que tienen hambre de futuro, uno se da cuenta de todo lo que se está perdiendo y hace con mucha voluntad el tratamiento.
 
Para contactarte con ALUBA:
  • Ingresá al sitio web:  https://aluba.org.ar/
  • O llamá al  0-800-22-25822
  • O acercate a Combate de los Pozos 2193 (CABA)

¿Sos Adicto?

Esta es una pregunta que sólo tú puedes contestar. Todos hemos contestado «sí» a distinta cantidad de preguntas. El número en sí no tiene tanta importancia como el hecho de saber cómo nos sentíamos por dentro y cómo la adicción había afectado nuestra vida. En algunas de estas preguntas ni siquiera se mencionan las drogas, porque la adicción es una enfermedad traicionera que afecta todas las áreas de nuestra vida, incluso las que en un principio parecen tener poco que ver con la droga. Los distintos tipos de drogas que consumíamos no tenían tanta importancia, como las razones que nos hacían tomarlas y el resultado que produjeron en nosotros. La primera vez que leímos estas preguntas, nos espantó la idea de que pudiéramos ser adictos. Algunos intentamos rechazarla diciéndonos: «¡Bah!, estas preguntas no tienen sentido.» o «Yo soy diferente. Sé que tomo drogas, pero no soy adicto: tengo problemas reales de familia/trabajo/afectivos.» o «Lo que pasa es que ahora estoy pasando por una mala racha.» o «Podré parar cuando encuentre el trabajo, la persona, etc. que necesito.» Si eres adicto, antes de que puedas hacer ningún progreso hacia la recuperación, primero tienes que admitir que tienes un problema con las drogas. Estas preguntas, siempre que las hayas abordado con honestidad, pueden servir para mostrarte cómo el consumo de drogas ha hecho tu vida ingobernable. La adicción es una enfermedad que, sin la recuperación, termina en cárceles, hospitales, manicomios o con la muerte. Muchos llegamos a Narcóticos Anónimos porque las drogas ya no nos daban lo que nos hacía falta. La adicción nos quita la dignidad, el amor propio, la familia, los seres queridos y hasta el mismo deseo de vivir. Si todavía no has llegado a este punto de tu adicción, no hace falta que llegues. Sabemos que nuestro infierno estaba dentro de nosotros. Si quieres ayuda, la puedes encontrar en Narcóticos Anónimos. «Buscábamos una respuesta cuando pedimos ayuda y encontramos Narcóticos Anónimos. Llegamos a nuestra primera reunión derrotados y sin saber lo que nos esperaba. Después de haber estado en una o en varias reuniones, empezamos a sentir que los demás se preocupaban por nosotros y estaban dispuestos a ayudarnos. Aunque nuestra mente nos decía que nunca lo conseguiríamos, las personas de la confraternidad nos dieron esperanzas insistiendo en nuestras posibilidades de recuperación. Descubrimos que cualquiera de las cosas que hubiéramos

Los adictos en recuperación son la fuerza que impulsa este movimiento.

Juntos podemos lo que solos nunca podíamos.
Si sos adicto y hoy estás limpio, sos un milagro. Te necesitamos!

Las adicciones no distinguen edad ni sexo ni clase social ni geografía.

Nos atraviesan como sociedad y a todos nos afectan directa o indirectamente.

Aunque si somos conscientes de la problemática podemos combatirlas,

¡se puede!
Pero es necesario que todos nos involucremos en la solución,

¡Por muchos más Seres Libres, sumate al movimiento!