Entrevista a Juan Abdala: “Lo no dicho es morir por dentro”

Desde Seres Libres nos comunicamos con Juan Abdala, exbasquetbolista y autor de Crónicas de lo no dicho, para conversar sobre adicciones y deportes, de su experiencia con el consumo de sustancias y el camino de la recuperación. Y en especial hablamos de la importancia de la escritura y publicación de un libro que cambió su vida y está ayudando a muchas otras personas.

Juan Antonio “El Turco” Abdala es uno de los máximos referentes del básquetbol en su Junín natal, donde en los años 90 brilló en el club Argentino de esa localidad. Su carrera profesional duró 15 años, pero muchos de ellos estuvieron marcados por un doloroso secreto: su adicción a la cocaína.

Luego de recuperarse y reencausar su vida, decidió dar testimonio y escribió su experiencia en primera persona. Desde su publicación, Crónicas de lo no dicho superó los 1700 ejemplares, se lo incorporó como herramienta en distintos programas de tratamiento de adicciones, y le valió a su autor el reconocimiento como personalidad destacada en varias ciudades, y la posibilidad de brindar charlas en escuelas, clubes y otras instituciones.

¿Cuándo fue que decidiste poner por escrito tu experiencia con las adicciones? ¿Qué te impulsó a hacerlo?

Siempre escribí, desde chico. Y después de este enorme proceso de aprendizaje, de avances y retrocesos, que es un tratamiento (en mi caso hice dos tratamientos), cuando vine a Junín y encontré la estabilidad y el bienestar, por supuesto acompañado por mi familia, toda esa apertura mental que se logra en un tratamiento, todo ese descubrimiento que es enfrentarse con uno mismo, decidí volcarlo a escribir un libro. Fue una experiencia increíble, porque era mi primer libro y jamás pensé que iba a pasar todo lo que pasó y lo que está pasando, que es maravilloso. Lo que me impulsó a hacerlo es parte de esta esencia, de esta personalidad visceral, sentimental, nostálgica que tengo. Y poder transmitir todo ese aprendizaje, y que a las personas que lean el libro les sirva como una herramienta funcional, porque, como digo hace tiempo, la falta de información y de teoría es la primera causa en esta problemática.

¿Qué cambios generó en vos y en tu entorno la publicación del libro?

 Los cambios que produjo haber escrito un libro fueron maravillosos. Yo no planifiqué nada. Yo simplemente escribí una historia de vida y de repente empezó a diseminarse por todos lados: en las escuelas, en los clubes… Pero eso se transformó en una responsabilidad. Me fui dando cuenta, con un ejemplo muy claro, de que si mi mamá no supo resolver un problema con su hijo que comenzaba a consumir a los 17 años, en los principios de los 90, hoy, 30 años después, estamos de la misma manera o peor. Entonces claramente el problema es de información y de conocimiento. Y es eso lo que hay que transmitirles a las personas. Por eso creo que el libro y las charlas han tenido una fuerza muy grande y una gran necesidad social. Y el cambio en mí, y en mi familia, es enorme, porque yo ahora tengo una responsabilidad, y no voy a dejar este camino, este proyecto que he construido, porque cada vez se hace más grande, cada vez hay más gente que me apoya, más instituciones que me acompañan, y eso me da una gran esperanza de poder construir un nuevo paradigma para que esto empiece a cambiar de verdad.

¿Qué es lo «no dicho» y qué efectos puede tener en alguien el hecho de no comunicar(se)?

Lo “no dicho” para mí es morir por dentro. Y nadie quiere morir por dentro. Entonces para poder vivir me parece que hablar es netamente evolución. Entender que “adicto” significa “no dicho”, no hablar, sería el punto de inflexión de la humanidad, la comunicación. Y el efecto de no hablar, que es morir por dentro, en tiempos actuales puede ser muy nocivo para las personas y las familias. Es importantísimo que las familias, más que nada, entiendan la importancia de comunicarse, de poner en palabras lo que nos pasa, la importancia de generar confianza con los hijos, y hablarles y que los hijos les hablen, es netamente evolutivo. Si entendemos que tenemos 30 o 40 años de atraso, una de las maneras de empezar a resolver esto es hablando.


Juan Abdala y su hijo, con el libro en mano.

¿En qué puede propiciar una adicción la vida deportiva profesional? ¿Y cómo se puede prevenir desde el deporte?

El deporte es algo sanador y que también te forma como persona, pero ante esta problemática el deporte, los clubes, pueden cumplir una función importantísima desde la contención, desde la prevención. Formar redes de contención con los entrenadores, los preparadores físicos, con la comisión directiva, con los dirigentes, con los representantes, con las familias, armar una red de contención y de comunicación, para contener a los chicos, para que no se lastimen. Es importante que los chicos puedan hablar, que si se detecta algo se pueda hablar. Es fundamental que los clubes se empiecen a involucrar en esta problemática. Yo he ido al programa Uno contra uno con Fabián Pérez en TyC Sports, y también me ha acompañado la Asociación de Jugadores de Básquet de Argentina, y eso tiene mucho valor: que un programa deportivo te invite a hablar de este tema no se ve en todos lados. Y deberían empezar a involucrarse. Es muy complejo todo lo que está pasando, pero sí creo que hay esperanza, que sí se pueden cambiar las cosas. Va a ser lento, sí… los cambios de paradigma son lentos, pero no tengo duda de que si las instituciones se acercan, tanto los clubes como la escuela o las empresas, y empiezan a formar parte de esta red de contención, las cosas pueden cambiar.

¿Cómo fue el pasaje de haber escrito el libro a empezar dar charlas?

Cuando presenté el libro, ya percibía algo bueno. Porque fue muchísima gente, más de lo que me esperaba. En Junín nos conocemos todos, si bien es una ciudad de 150.000 habitantes, más los chicos que vienen a estudiar, medianamente nos conocemos todos, pero no esperaba esa repercusión. Y como a los 20 días, un mes, me llama una profesora y me dice que había comprado el libro, y se le ocurrió llevarlo a un curso y darlo con los alumnos. Los chicos quedan muy enganchados, conmovidos con la problemática, hacen un trabajo, y ella me invita. Yo fui sin ningún tipo de preparación. No planifiqué nada de lo que vendría después. Y a partir de esa mañana, empecé a sentir que había una esperanza, a creer que se podía hacer algo, después de estos 40 años de atraso que tenemos con esta problemática, que está metida debajo de la alfombra. Y ahí empezó un boca en boca. Entonces tuve que ir a capacitarme, porque no tenía ninguna preparación para hablarle a jóvenes. Había un formato en la parte literaria, y además el libre tiene crónicas, que me ayudaban a tener un orden cronológico en la charla. Pero tuve que aprender mucho, para comunicarme con el otro, para poder llegarle. Las charlas fueron cambiando muchísimo. Yo hago esto hace más de 5 años. Me han escuchado más de 30.000 chicos, y familias y profesionales. Se hicieron masivas las charlas. Después se sumó la Asociación de Jugadores de Básquet de Argentina, y TyC Sports me invitó dos veces al programa para hacer una nota. Y así llegamos a este presente, que es maravilloso lo que está pasando.

Siempre es muy movilizante ver cómo se emocionan los alumnos, porque la charla tiene un alto componente emocional. Es hermoso ver cómo se conmueven los alumnos, los trabajos que hacen. Se puede ver en mi Instagram que hay un montón de trabajos en colegios. Es una locura. El libro se insertó solo en el sistema educativo. Porque es de fácil lectura y tiene buenas herramientas, para los chicos es muy atrapante, y la respuesta que tuve es maravillosa. Y el segundo va a estar mejor todavía. Nunca pensé que iba a tener esa respuesta. No está todo perdido. Hoy los chicos pueden pensar, pueden decir que no, frenar un impulso. Hay un montón de cosas que se pueden hacer.

Después de haber escrito el libro, ¿te quedaron cosas por decir?

Ahora terminé de escribir un segundo libro. Después de haber escrito Crónicas de lo no dicho, yo dejo una puerta abierta para terminar de cerrar la historia: Crónicas, el primer libro, termina cuando yo ingreso a la comunidad, pero después falta la segunda parte, que es tan importante como la primera o más. Porque estamos hablando de la reinserción, que ahora se llama proyecto de vida. Vos lográs acomodar un montón de cosas, pero después lo tenés que sostener. Si dijimos que la sustancia es una consecuencia de… bueno, vamos a resolver, a enfrentarnos con nosotros mismos. No solamente vas a dejar de drogarte, sino que vas a descubrir, una vez que organizaste todo y volvés a encontrarte con la vida afuera, que vas a tener que sostenerlo. De eso habla el segundo libro. Por eso tiene cuestiones técnicas/teóricas, porque habla de la codependencia familiar, del acompañamiento de la familia, que es parte de lo que a vos te pasa. Habla de las etapas del consumo. Hago mucho hincapié en la adolescencia, en aprender a decir que no. Es un libro testimonial y técnico que termina de cerrar la historia con un claro mensaje. La finalidad del libro es que una familia, cuando lo lea, se sienta contenida y pueda resolver una situación con el consumo de sustancias de algún miembro. El libro se va a presentar en octubre o noviembre, y ojalá puedan venir todos los que hacen Seres Libres, porque estoy muy agradecido, de corazón, por esta oportunidad de compartir lo que hago.

Para saber más sobre Crónicas de lo no dicho, charlas y actividades: https://www.instagram.com/cronicasdelonodicho/

Mirá la entrevista a Juan Abdala en Seres Libres:

¿Sos Adicto?

Esta es una pregunta que sólo tú puedes contestar. Todos hemos contestado «sí» a distinta cantidad de preguntas. El número en sí no tiene tanta importancia como el hecho de saber cómo nos sentíamos por dentro y cómo la adicción había afectado nuestra vida. En algunas de estas preguntas ni siquiera se mencionan las drogas, porque la adicción es una enfermedad traicionera que afecta todas las áreas de nuestra vida, incluso las que en un principio parecen tener poco que ver con la droga. Los distintos tipos de drogas que consumíamos no tenían tanta importancia, como las razones que nos hacían tomarlas y el resultado que produjeron en nosotros. La primera vez que leímos estas preguntas, nos espantó la idea de que pudiéramos ser adictos. Algunos intentamos rechazarla diciéndonos: «¡Bah!, estas preguntas no tienen sentido.» o «Yo soy diferente. Sé que tomo drogas, pero no soy adicto: tengo problemas reales de familia/trabajo/afectivos.» o «Lo que pasa es que ahora estoy pasando por una mala racha.» o «Podré parar cuando encuentre el trabajo, la persona, etc. que necesito.» Si eres adicto, antes de que puedas hacer ningún progreso hacia la recuperación, primero tienes que admitir que tienes un problema con las drogas. Estas preguntas, siempre que las hayas abordado con honestidad, pueden servir para mostrarte cómo el consumo de drogas ha hecho tu vida ingobernable. La adicción es una enfermedad que, sin la recuperación, termina en cárceles, hospitales, manicomios o con la muerte. Muchos llegamos a Narcóticos Anónimos porque las drogas ya no nos daban lo que nos hacía falta. La adicción nos quita la dignidad, el amor propio, la familia, los seres queridos y hasta el mismo deseo de vivir. Si todavía no has llegado a este punto de tu adicción, no hace falta que llegues. Sabemos que nuestro infierno estaba dentro de nosotros. Si quieres ayuda, la puedes encontrar en Narcóticos Anónimos. «Buscábamos una respuesta cuando pedimos ayuda y encontramos Narcóticos Anónimos. Llegamos a nuestra primera reunión derrotados y sin saber lo que nos esperaba. Después de haber estado en una o en varias reuniones, empezamos a sentir que los demás se preocupaban por nosotros y estaban dispuestos a ayudarnos. Aunque nuestra mente nos decía que nunca lo conseguiríamos, las personas de la confraternidad nos dieron esperanzas insistiendo en nuestras posibilidades de recuperación. Descubrimos que cualquiera de las cosas que hubiéramos

Los adictos en recuperación son la fuerza que impulsa este movimiento.

Juntos podemos lo que solos nunca podíamos.
Si sos adicto y hoy estás limpio, sos un milagro. Te necesitamos!

Las adicciones no distinguen edad ni sexo ni clase social ni geografía.

Nos atraviesan como sociedad y a todos nos afectan directa o indirectamente.

Aunque si somos conscientes de la problemática podemos combatirlas,

¡se puede!
Pero es necesario que todos nos involucremos en la solución,

¡Por muchos más Seres Libres, sumate al movimiento!