Cómo percibe el mundo una persona de condición autista

Romina G. Escobedo es Licenciada en Psicología, Diplomada en Espectro Autista, y nos cuenta algunas características de la conformación del cerebro autista y su modo de percepción.

  • En Argentina existen más de 400 mil personas con TEA, que es la sigla para llamar al Trastorno de Espectro Autista.
  • Se considera que el autismo es una neurodivergencia, vale decir, que se trata de un cerebro que procesa a información de manera diferente al cerebro neurotípico.
  • El cerebro autista procesa todos los estímulos a la vez, en cambio el cerebro neurotípico suele priorizar y jerarquizar los estímulos visuales, luego los auditivos, luego los táctiles.
  • Esta forma de procesar los estímulos en simultáneo hace que la realidad sea una experiencia muy abrumadora para el cerebro autista. Dado que procesa la información de otra manera, es muy común también que tenga otro tipo de reglas y otros códigos de decodificación diferentes.
  • La neurodivergencia hace referencia a tener un cerebro diferente. El término cabe para la dislexia, el síndrome de Down, el trastorno bipolar, la esquizofrenia, entre otros. Son cerebros distintos al neurotípico.
  • Una característica que comparten las personas de condición autista es una cierta incapacidad de comprender las reglas sociales. Por eso, muchas veces imitan las conductas de los demás para encajar en situaciones que pueden resultarles dolorosas o muy sensibles, como sostener la mirada. En ocasiones, ese dolor que genera la sobreadaptación se oculta manifestándose en forma de llanto, de golpes o de autolesiones.
  • Quien llega a ser un adulto autista, llega con muchas lesiones. Ese amoldarse implica dejar de lado la salud mental, con tal de encajar y llamar atención. Sumado al hecho de ocultar emociones o necesidades como pedir ayuda, la persona de condición autista experimenta la culpa de sentir que está «rota o fallada» porque el mundo no logra entenderla.

¿Sos Adicto?

Esta es una pregunta que sólo tú puedes contestar. Todos hemos contestado «sí» a distinta cantidad de preguntas. El número en sí no tiene tanta importancia como el hecho de saber cómo nos sentíamos por dentro y cómo la adicción había afectado nuestra vida. En algunas de estas preguntas ni siquiera se mencionan las drogas, porque la adicción es una enfermedad traicionera que afecta todas las áreas de nuestra vida, incluso las que en un principio parecen tener poco que ver con la droga. Los distintos tipos de drogas que consumíamos no tenían tanta importancia, como las razones que nos hacían tomarlas y el resultado que produjeron en nosotros. La primera vez que leímos estas preguntas, nos espantó la idea de que pudiéramos ser adictos. Algunos intentamos rechazarla diciéndonos: «¡Bah!, estas preguntas no tienen sentido.» o «Yo soy diferente. Sé que tomo drogas, pero no soy adicto: tengo problemas reales de familia/trabajo/afectivos.» o «Lo que pasa es que ahora estoy pasando por una mala racha.» o «Podré parar cuando encuentre el trabajo, la persona, etc. que necesito.» Si eres adicto, antes de que puedas hacer ningún progreso hacia la recuperación, primero tienes que admitir que tienes un problema con las drogas. Estas preguntas, siempre que las hayas abordado con honestidad, pueden servir para mostrarte cómo el consumo de drogas ha hecho tu vida ingobernable. La adicción es una enfermedad que, sin la recuperación, termina en cárceles, hospitales, manicomios o con la muerte. Muchos llegamos a Narcóticos Anónimos porque las drogas ya no nos daban lo que nos hacía falta. La adicción nos quita la dignidad, el amor propio, la familia, los seres queridos y hasta el mismo deseo de vivir. Si todavía no has llegado a este punto de tu adicción, no hace falta que llegues. Sabemos que nuestro infierno estaba dentro de nosotros. Si quieres ayuda, la puedes encontrar en Narcóticos Anónimos. «Buscábamos una respuesta cuando pedimos ayuda y encontramos Narcóticos Anónimos. Llegamos a nuestra primera reunión derrotados y sin saber lo que nos esperaba. Después de haber estado en una o en varias reuniones, empezamos a sentir que los demás se preocupaban por nosotros y estaban dispuestos a ayudarnos. Aunque nuestra mente nos decía que nunca lo conseguiríamos, las personas de la confraternidad nos dieron esperanzas insistiendo en nuestras posibilidades de recuperación. Descubrimos que cualquiera de las cosas que hubiéramos

Los adictos en recuperación son la fuerza que impulsa este movimiento.

Juntos podemos lo que solos nunca podíamos.
Si sos adicto y hoy estás limpio, sos un milagro. Te necesitamos!

Las adicciones no distinguen edad ni sexo ni clase social ni geografía.

Nos atraviesan como sociedad y a todos nos afectan directa o indirectamente.

Aunque si somos conscientes de la problemática podemos combatirlas,

¡se puede!
Pero es necesario que todos nos involucremos en la solución,

¡Por muchos más Seres Libres, sumate al movimiento!