Adicciones tecnológicas: cuando la sustancia es digital

A la hora de pensar en adicciones, es un lugar común asociarlas con alguna sustancia que introducimos en el cuerpo, como alcohol, tabaco, marihuana, cocaína, paco, heroína y muchas más, que generan dependencia y deterioros físico y psíquico. 

Sin embargo, existen otras adicciones que no requieren del uso de una sustancia, pero que pueden ser tanto o más nocivas que las anteriores. Para dar un ejemplo muy conocido, la adicción al juego, cuya enfermedad se denomina ludopatía.  

Cabe señalar que en los últimos cinco años, por obra de la tecnología y sus avances, se han incrementado las adicciones sin sustancia, ligadas al uso de dispositivos y al consumo sin freno de información y aplicaciones que envían notificaciones constantemente para mantenernos pendientes de la pantalla. A continuación te contamos algunas: 

Criptomonedas ¿o criptomanía?

Desde que las criptomonedas entraron en escena para el gran público, miles de personas ajenas al mercado de valores se volcaron a esta actividad que promete ganancias rápidas sin salir de casa. La pandemia, que trajo mayor encierro y la inestabilidad económico, fue un acelerador de esta tendencia de hacer dinero «fácil». Un estudio reciente, publicado por BTR Consulting, homologa las conductas de los adictos a las criptomonedas con las de los jugadores de azar. 

Por un lado, el seguimiento online de la suba y baja de las criptomonedas, que puede realizarse a través del teléfono las 24 hs. del día, genera una gran dependencia. Por el otro, existe una nueva forma de generar dinero sin invertir en acciones, llamada spread bettingdonde se hace una apuesta respecto al precio que tendrá una criptomoneda. Riesgo, compulsividad y otras conductas ligadas a la psicología del jugador. 

Los síntomas para reconocer si uno está “engachado” son la ansiedad, la obsesión por mirar los precios online todo el tiempo, comenzar tener problemas financieros, y mentir al entorno sobre las pérdidas de dinero que puedan darse. Al día de hoy, ya existen entidades que trabajan en la recuperación de la adicción al trading de activos digitales con un enfoque similar al de la ludopatía.

Atrapados en las redes sociales

Las redes sociales son un lugar de esparcimiento, y desarrollo de algún talento. En los últimos años, han surgido nuevas figuras de valoración social ligadas al uso de las redes, como el youtuber, el influencer de temáticas variadas, el booktuber, el gamer y más. La contracara de esta búsqueda de seguidores, likes y comentarios es la adicción a las redes que genera una dependencia nociva que nos mantiene aislados del contacto real con personas de carne y hueso. 

El psicólogo español, José Manuel Bustamante, especialista en adicciones, trata pacientes jóvenes que incurren en el abuso de las redes sociales. Según su opinión, la pandemia intensificó esta situación debido a que “antes utilizábamos las tecnologías como algo adicional y ahora recurrimos a la presencialidad como un complemento”. El consumo excesivo de pantallas esconde problemas de personalidad y favorece tanto el aislamiento como el bajo rendimiento escolar o académico. Entre otros cambios indeseados, provoca trastornos de conducta alimenticia y de comportamiento. 

Del celular al ningufoneo

Desde que el celular se convirtió en un dispositivo multipropósito con cámara, aplicaciones, conexión a internet y al mail, pocas son las personas que pueden mantener una relación sana con su dispositivo. 

De acuerdo a un informe realizado por la Universidad Siglo 21, a través de su Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales, uno de cada dos argentinos revisa el celular mientras mantiene una conversación presencial con otra persona. Incluso dicha acción ya tiene un término para nombrarla: phubbing (de ‘phone’ –teléfono– y snubbing -despreciar) o en español ningufoneo. 

Más del 50% de los entrevistados sostienen que en reuniones con otras personas “se ponen a chequear el celular en medio de la conversación”, e incluso lo hacen sin haber recibido mensajes o notificaciones. Esta conducta adictiva no discrimina edades ni sexo: se da en adultos, adolescentes y niños por igual. Y recibe el nombre de “nomofobia”: que significa ansiedad o miedo irracional a quedarse sin acceso al teléfono.

Estas conductas impulsivas y de apego extremo al chequeo del celular marcan un grado de adicción cercano a la dependencia que generan ciertas sustancias. Existen aplicaciones para controlar el tiempo diario que se usa el celular (Quality Time, Your Hour, Checky y Forest, entre otras) que sirven a modo de diagnóstico, pero paradójicamente se revisan también desde el teléfono.

¿Sos Adicto?

Esta es una pregunta que sólo tú puedes contestar. Todos hemos contestado «sí» a distinta cantidad de preguntas. El número en sí no tiene tanta importancia como el hecho de saber cómo nos sentíamos por dentro y cómo la adicción había afectado nuestra vida. En algunas de estas preguntas ni siquiera se mencionan las drogas, porque la adicción es una enfermedad traicionera que afecta todas las áreas de nuestra vida, incluso las que en un principio parecen tener poco que ver con la droga. Los distintos tipos de drogas que consumíamos no tenían tanta importancia, como las razones que nos hacían tomarlas y el resultado que produjeron en nosotros. La primera vez que leímos estas preguntas, nos espantó la idea de que pudiéramos ser adictos. Algunos intentamos rechazarla diciéndonos: «¡Bah!, estas preguntas no tienen sentido.» o «Yo soy diferente. Sé que tomo drogas, pero no soy adicto: tengo problemas reales de familia/trabajo/afectivos.» o «Lo que pasa es que ahora estoy pasando por una mala racha.» o «Podré parar cuando encuentre el trabajo, la persona, etc. que necesito.» Si eres adicto, antes de que puedas hacer ningún progreso hacia la recuperación, primero tienes que admitir que tienes un problema con las drogas. Estas preguntas, siempre que las hayas abordado con honestidad, pueden servir para mostrarte cómo el consumo de drogas ha hecho tu vida ingobernable. La adicción es una enfermedad que, sin la recuperación, termina en cárceles, hospitales, manicomios o con la muerte. Muchos llegamos a Narcóticos Anónimos porque las drogas ya no nos daban lo que nos hacía falta. La adicción nos quita la dignidad, el amor propio, la familia, los seres queridos y hasta el mismo deseo de vivir. Si todavía no has llegado a este punto de tu adicción, no hace falta que llegues. Sabemos que nuestro infierno estaba dentro de nosotros. Si quieres ayuda, la puedes encontrar en Narcóticos Anónimos. «Buscábamos una respuesta cuando pedimos ayuda y encontramos Narcóticos Anónimos. Llegamos a nuestra primera reunión derrotados y sin saber lo que nos esperaba. Después de haber estado en una o en varias reuniones, empezamos a sentir que los demás se preocupaban por nosotros y estaban dispuestos a ayudarnos. Aunque nuestra mente nos decía que nunca lo conseguiríamos, las personas de la confraternidad nos dieron esperanzas insistiendo en nuestras posibilidades de recuperación. Descubrimos que cualquiera de las cosas que hubiéramos

Los adictos en recuperación son la fuerza que impulsa este movimiento.

Juntos podemos lo que solos nunca podíamos.
Si sos adicto y hoy estás limpio, sos un milagro. Te necesitamos!

Las adicciones no distinguen edad ni sexo ni clase social ni geografía.

Nos atraviesan como sociedad y a todos nos afectan directa o indirectamente.

Aunque si somos conscientes de la problemática podemos combatirlas,

¡se puede!
Pero es necesario que todos nos involucremos en la solución,

¡Por muchos más Seres Libres, sumate al movimiento!