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Esta es una pregunta que sólo tĆŗ puedes contestar. Todos hemos contestado Ā«sĆĀ» a distinta cantidad de preguntas. El nĆŗmero en sĆ no tiene tanta importancia como el hecho de saber cómo nos sentĆamos por dentro y cómo la adicción habĆa afectado nuestra vida. En algunas de estas preguntas ni siquiera se mencionan las drogas, porque la adicción es una enfermedad traicionera que afecta todas las Ć”reas de nuestra vida, incluso las que en un principio parecen tener poco que ver con la droga. Los distintos tipos de drogas que consumĆamos no tenĆan tanta importancia, como las razones que nos hacĆan tomarlas y el resultado que produjeron en nosotros. La primera vez que leĆmos estas preguntas, nos espantó la idea de que pudiĆ©ramos ser adictos. Algunos intentamos rechazarla diciĆ©ndonos: «”Bah!, estas preguntas no tienen sentido.Ā» o Ā«Yo soy diferente. SĆ© que tomo drogas, pero no soy adicto: tengo problemas reales de familia/trabajo/afectivos.Ā» o Ā«Lo que pasa es que ahora estoy pasando por una mala racha.Ā» o Ā«PodrĆ© parar cuando encuentre el trabajo, la persona, etc. que necesito.Ā» Si eres adicto, antes de que puedas hacer ningĆŗn progreso hacia la recuperación, primero tienes que admitir que tienes un problema con las drogas. Estas preguntas, siempre que las hayas abordado con honestidad, pueden servir para mostrarte cómo el consumo de drogas ha hecho tu vida ingobernable. La adicción es una enfermedad que, sin la recuperación, termina en cĆ”rceles, hospitales, manicomios o con la muerte. Muchos llegamos a Narcóticos Anónimos porque las drogas ya no nos daban lo que nos hacĆa falta. La adicción nos quita la dignidad, el amor propio, la familia, los seres queridos y hasta el mismo deseo de vivir. Si todavĆa no has llegado a este punto de tu adicción, no hace falta que llegues. Sabemos que nuestro infierno estaba dentro de nosotros. Si quieres ayuda, la puedes encontrar en Narcóticos Anónimos. Ā«BuscĆ”bamos una respuesta cuando pedimos ayuda y encontramos Narcóticos Anónimos. Llegamos a nuestra primera reunión derrotados y sin saber lo que nos esperaba. DespuĆ©s de haber estado en una o en varias reuniones, empezamos a sentir que los demĆ”s se preocupaban por nosotros y estaban dispuestos a ayudarnos. Aunque nuestra mente nos decĆa que nunca lo conseguirĆamos, las personas de la confraternidad nos dieron esperanzas insistiendo en nuestras posibilidades de recuperación. Descubrimos que cualquiera de las cosas que hubiĆ©ramos
Juntos podemos lo que solos nunca podĆamos.
Si sos adicto y hoy estƔs limpio, sos un milagro. Te necesitamos!